miércoles, 9 de abril de 2008

MAS DE LO MISMO

Ya de pequeña entregaba la otra mejilla para que se despacharan sobre mi rostro algunas frustraciones del pariente más cercano, cosas que hoy día se cuentan en los telediarios y la gente de hoy clamamos al cielo ante tales sucesos.
Hay bofetadas que no duelen, que son las físicas, estas en concreto te endurecen y te transforman, puede que al crecer descargues tu rabia sobre tus propios hijos, y según cuentan los especialistas, suele ser lo más común. Por otro lado cabe la posibilidad de que todo ello te enseñe a ser mejor con las personas con las que te relacionas intentando no herirlas ni agrabiarlas.
Personalmente he aprendido mucho de todo ello. Me hice una persona dura y fuerte ante las adversidades. Creo tener una entereza fuerte como pocos, a la vista de lo que conozco, pero mi sensibilidad ante las injusticias y dolor emocional, no me ha abandonado hasta la fecha.
Con el transcurso de los años he puesto tantas veces la mejilla que he perdido por el camino la belleza de la inocencia y a veces pierdo la fe en las personas.
Creo que mi mayor problema esta en querer ayudar a mi prójimo intentando obtener un reconocimiento y unas migajas de amor y comprensión, cosa que si analizo en lo más profundo de mi corazón, en raras ocasiones ocurre.
Intento ser sincera conmigo misma para no dejarme engañar y al mismo tiempo puede parecer pedante, pero ¿ quien mejor que yo me conoce?Ante todo me creo una persona noble, de sentimientos buenos y puros, dura y crítica conmigo misma, por lo que creo no merecer muchas de las bofetadas emocionales que continuamente recibo. Me gustaría que me las dieran con la palma de la mano, de éste modo me daría la satisfacción de devolverla ( porque defenderme sí se hacerlo)
En las ocasiones en las que me siento herida por las personas a las que quiero, me prometo no volver a caer en el error de involucrarme emocionalmente y deseo ser una persona egoísta para no tener que lamentar luego la pena de la incomprensión.
Mi madre me decía que yo no cambiaría y que me acostumbrase a ello, que me había parido con buenos sentimientos y eso tiene su precio.
Hoy nuevamente me hago la promesa de no caer en lo mismo, pero ahora me viene a la mente lo que mi amiga Fina que suele decir cuando le lloro de rabia: Todos no son como tu, asume lo o cambia.
Bien Fina, voy a intentar cambiar.
Por cierto ¿ alguna vez os han dado 20.000€ de más y los habéis devuelto?, a mi si, ¿ se puede ser más gilipollas?