miércoles, 26 de marzo de 2008

EL OMBLIGO DEL OTRO

Me llama la atención esa fea costumbre que tiene la mayoría de las personas, incluyo entre ellos a algunos amigos, de mirar en el ombligo ajeno, su forma, tamaño, color, textura etc. sin fijarse en el propio.
Últimamente muchos se han tomado la gentileza en el nombre de la buena fe y la amistad de juzgar cada uno de mis actos, y yo convencida de que efectivamente me lo dicen por mi bien, me lo tomo como algo positivo, porque ¿ qué se le va a hacer si me quieren tanto?, pero cuando la cosa llega a ser repetitiva y yo, por prudencia, no me pronuncio al respecto, me toca mucho las narices y me paso al otro lado para ver que se siente, puesto que me planteo que como hay tanto aficionado en tal menester, puede que tenga su cosa e incluso sea divertido y provechoso.
Desde ese lado oscuro tengo otra perspectiva. La persona que se queja porque en el trabajo no le funcionan las cosas como quiere y resulta que en realidad apenas hace acto de presencia en su empresa, pues no se.... digo yo, que quizas debería dedicarle más atención en vez de pulular cual insecto por otros parajes. Luego nos quejamos de que la economía está mal ( ya se sabe) pero derrochan el dinero en cosas absurdas y prescindibles para calmar sus culpas y serenar su conciencia. Eso sí, siempre están peor que tú, porque eso debe de molar mucho, de este modo todos estamos en la misma escala social ( viva la igualdad de clases )
Conozco quien cree entender de todo y en realidad no sabe ni una mierda de lo que se trae entre manos, dando lugar a removerla con lo cual cada vez huele más y es a esta servidora a quien le toca limpiarla porque mi mama me inculcó ante todo ser una chica aseada ( hay que joderse).
Hay colegas que se preocupan mucho por mi vida amorosa y están verdaderamente preocupados por ello, sin pararse a pensar que por primera vez en mi vida tengo paz y felicidad emocional.
Eso sí, ya ni se acuerdan de la última vez que echaron un polvo, aunque sea de esos de pasada, para satisfacer la libido.
Podría estar describiendo un montón de ombligos más ajenos y sería por desgracia una larga lista.
Todo ello me hace reflexionar y darme cuenta de que quizas, lo que les gustaría sería vivir del modo que lo hago yo, intensamente, sin prejuicios, sin meterme en la vida de nadie y sin juzgar para no ser juzgados.
Se de buena tinta, que a muchos de ellos les gustaría hacer de sus vidas lo que no se atreven a realizar, algo tan sencillo como vivir y dejar vivir, una correspondencia que te garantiza estabilidad, carácter, paz, felicidad y un sin fin de cosas positivas.
Pues nada, a seguir cargando con las buenas intenciones que al fin y al cabo no son más que eso, unas jodidas y buenas intenciones.
Por cierto, si a alguien le interesa os diré, que yo estoy muy satisfecha con el ombligo que mi madre me dio.
Un beso para todos los que me quieren tanto, y otro para los que no.