miércoles, 30 de enero de 2008

LA BODA



Mañana me caso, si es cierto. Por tercera vez me adentro en una nueva aventura. ¿ quien me dice que no pueda ser la definitiva. Dentro de poco me sacaran en las crónicas de cotilleo: Hay una residente en Valencia que no escarmienta y se dedica a coleccionar maridos; éste último ¡ cubano!

Cuando mis amistades y conocidas me preguntaron de donde era él y les dije que cubano, se mataron a carcajadas rojas como un tomate. La siguiente pregunta era: ¿ es cierto lo que se dice de ellos...? pos si, es cierto. Pero que quede claro, no todos los cubanos, son Dinios, por suerte para nosotras.

Lo mejor de éste cubanito mío, es su ternura, su discreción, no anda por ahí con la arrogancia de otros impresentables. Es un hombre sencillo, de costumbres sencillas, de buen comer y de saber callar si no hay nada interesante que contar.

Dice mi cubano, que no le gustan las mujeres parlanchinas, esas que hablan sin cesar y no ven el momento de cerrar el pico. Pues con la iglesia hemos topado. Yo hablo sin cesar, siempre tengo algo que contar, un chiste, una alegría, dos penas, un proyecto y mil sueños en el aire.

Pero dice mi cubano, que todo lo que parlancheo es interesante, que soy una mujer inteligente y que le encanta escucharme. ¿ que más se puede pedir ? Lo que de verdad le preocupa es verme callada y estar un tiempo en silencio. Eso quiere decir que estoy muy preocupada o muy cabreada.

Por lo demás, ¿ que puedo decir ? a mí me transmite paz y tranquilidad, eso no implica que de vez en cuando, su flema no me ponga de los nervios. Somos dos polos opuestos, para bien o para mal. Después de mis anteriores experiencias matrimoniales, he aprendido alguna que otra cosa:

Las personas no cambian, por lo que no nos empeñemos en cambiarlas.

Yo tampoco voy a cambiar, no pretendáis que lo haga, pero puedo aprender a reflexionar

Tenemos que aceptarnos como somos, eso nos trae tranquilidad.

Que una discusión por la tapa del inodoro, no merece un cabreo de días, ( pero como jode )

Lo verdaderamente importante es, saber que el otro está ahí para lo necesario: para arroparnos, querernos, darnos calor en invierno y tener frescura en verano, amar por nada y sin condiciones ( pero hay que merecerlo, no es gratuito)

Compartir los problemas de tu pareja, ayuda a quitarles importancia, porque con el apoyo de tu compañero/a, todo es más llevadero.

Y es importante saber escuchar para ser escuchados y si lo hacemos tocandonos las manos, mejor.

Cuando finalice el día y nos metamos en la cama, hablemos de lo llevado del día y de lo que queremos mañana. Más allá, lo haremos sobre la marcha.

Solo me queda una cosa por decirle:

YO NO TE PIDO QUE ME BAJES UNA ESTRELLA AZUL,SOLO TE PIDO QUE MI ESPACIO LLENES CON TU LUZ

martes, 29 de enero de 2008

CARMEN



Se sorprendió paseando por la orilla de la playa.No sabía como había llegado hasta allí, estaba descalzo, con los píes húmedos, y le gustó la sensación. Una caricia de vaivén, plácida y susurrante. Siguió andando dejando la huella de su andar tras de sí, dejando constancia de su paso al caminar. Las olas al romperse en su destino, borraban la estela formada por la huella de su peso y desaparecían nuevamente dejando el camino limpio de todo rastro. No le importo, su mirada se fijó al frente, disfrutando de éste modo de la brisa que le soplaba en la cara. Empezó por arrastrar su pisada y formó dibujos en la arena. Siguió haciendo círculos, luego dibujó una flor, y de pronto se vio escribiendo su nombre, Carmen. Y a Carmen se la llevó la espuma. Volvió a empezar, Carmen, Carmen, Carmen...El mar insistía en su antojo de borrar su nombre, el de ella, su amada. Por más persistencia la suya al quererla dejar firmada para que no la tocase nadie, con más empeño, la lengua salada quería saborear a su amada. El duelo entre dos fuerzas, se desató. Puso todo su afán por protejerla, y formó al rededor de sus letras, un pequeño muro de granos dorados que brillaban a la luz de la luna. De éste modo creyó que nada ni nadie la tocaría. Pero el siguiente baile de olas, arrasó con más fuerza y se abrió paso de entre la muralla blanda. El agua jugaba con la ventaja de fundir los cimientos del enamorado. El escultor del nombre, se desesperó y se hecho a llorar. La vida se la había arebatado y, ahora era el mar el que la quería.Sentado, cabizbajo derramó las últimas lágrimas que le quedaron en el corazón. Cuando sin previo aviso, una estrella de mar fue a parar a sus pies. El mar lo había acariciado dejándole un regalo. La tomó en sus manos, aún estaba tierna, palpitava sedienta de su medio. Sintió que aquello era como un mensaje en una botella, y lo leyó .¨las sirenas pertenecen a las profundidades.¨ Se incorporó, secó su llanto y con la estrella todavía entre sus manos temblorosas, se adentró sin sentir que el agua le llegaba a la cintura. Siguió con fuerzas, dos pasos adentro, uno a tras, uno, dos, Y no se daba cuenta que el líquido azul le llegaba al cuello, porque su mirada estaba fija en el resplandor de la luna que marcaba el camino sobre un mar ya tranquilo. Y siguió adentrandose con más facilidad, el oleaje ya se estaba durmiendo y lo acogió entre sus brazos mientras él le susurraba:
Un día subiré al firmamento me sentaré en el pico más alto de una estrella, y observaré.
Desde allí, veré vuestras caras marchitas por la sequía del amor,y vuestros cuerpos inertes de felicidad.
Allí, seré diferente, tendré todo aquello que en la tierra se carece, seré feliz.
Después al descender, me perderé entre vosotros.
De éste modo, partió en busca de su amor y nunca más regreso.
Se dice, se cuenta, que en las noches de luna llena, cuando éste astro ilumina las estrellas, se ve una sombra saltando de una estela a otra, al mismo tiempo que un dulce sonido llega casi de un modo imperceptible, al corazón de los enamorados.

jueves, 24 de enero de 2008

ARDE POMPEYA



Como creo que nadie sigue mis escrituras ( amén ) me voy despachar a gusto.

Estoy hasta los mismísimos cojones, porque ,como me decía mi padre, para hacerme una gracia: tu no tienes ovarios, tienes cojone. Esto a él nunca le ha hecho mucha gracia ( y es que me parezco demasiado a mi progenitor) pero gracias al susodicho injerto, he podido tirar ¨ pa lante.¨

Grano a grano con el transcurso de los años, he pasado de ser un grano de arena a una montaña.

Pero no una montaña cualquiera, ¡un volcán.! Este fenómeno geográfico tiene la peculiaridad de estar normalmente en calma, como adormecido, lo que conlleva a confusiones muy variopintas.

Cuándo está tranquilo a penas se percibe su presencia y no le dan la importancia que tiene, con lo cual al menor descuido me veo rodeada de alpinistas, insertándome esos instrumentos puntiagudos que se clavan en la roca como si nada. Cuándo me doy cuenta, tengo toda mi fisonomía perforada cual colador, y por esos pequeños poros se me escapa la hiel.

Luego llega un día cualquiera, de un año cualquiera en una de esas punzadas cualquiera, y me arde el interior y exploto.

¡Preparate Pompeya, que allá voy!

Se me calientan los cataplines y el resto de las entrañas. ¿ quien me dejó caer en éste planeta para sentirme como una , extraterrestre? Estoy convencida de que yo no encajo en éste lugar, servidora o los demás estamos fuera de sitio. Me percibo de lo absurdo de todos los comportamientos humanos.Estoy convencida de que solo los que andamos erguidos nos comportamos como animales irracionales de cuatro patas.

¿ Dónde está la integridad, la bondad, el amor al prójimo, la comprensión, el perdón, la generosidad, el buen hacer, y la paz, ? ¿donde está la paz?

Así a priori, parezco una mística, una chalada que divaga memeces. Pero es que me pasa, y me pasa continuamente y desde siempre.

Jamás recibí una caricia o un beso paternal, ( y se hace callo )

No me han dado, si no era para recibir algo a cambio ( y se hace callo)

Nunca me han pedido perdón y han esperado que yo me disculpase ( y se hace callo)

No han comprendido que ofreciendo amor, crecemos más sanos y nos engrandece ( y se hace callo)

De la integridad, ni se sabe eso qué es, y te pisan en bien propio ( y se hace callo)

Y no han podido ofrecerme una paz, porque ellos no la tenían ( y se hace callo)

Y ese callo se asienta en el corazón, te oprime y no te deja respirar. Hay que ser muy fuerte, y persistente, y hay que tener una gran capacidad de amar, para vivir con ese corsé envolviéndome el cárdio para poder seguir adelante sin perderme en el camino del odio y del rencor.

El odio, el rencor y los reproches son el coctel perfecto para la infelicidad. No disponemos del tiempo suficiente en esta vida ( que es la única que nos consta) para perderlo tontamente.

Estoy convencida de que los ¨raritos¨son los ¨otros¨, esos que no saben hacer felices a los de su alrededor, y pululan en este mundo dañando los sentimientos de su prójimo.

No obstante, a pesar de mi buena disposición para con mis compañeros de vida, me revelo y exploto desde mi más profundo núcleo de montaña fuerte y poderosa.

Ardo cada cien años y me llevo por delante a todo aquel que me puso la zancadilla y no me deja el corazón en paz de buenos sentimientos, y me hiere en lo más profundo. Me ¨cago ¨ ( con perdón de la cochina expresión) en todo aquel mal nacido, que se aprovechó de mi buena fe, y en aquel que abusó de mi confianza o en aquel que me juzga sin antes mirarse el ombligo. Y puesta ya a ensuciarme la ropa interior, me acuerdo en este instante de todo el que me chupa la sangre con la escusa de que ¨tu eres fuerte¨ y ese impresentable, se aprovecha de su debilidad a costa de mi fortaleza, pues que ¨os den a todos¨ por donde más os duela, y alá a vivir que la vida son cuatro días.

P.D. OS QUIERO

EL MILAGRO DE LOS PANES




Había sido invitado a la boda. Charlaba animosamente con el resto de los asistentes a la celebración; y mientras deambulaba de un lado para otro escuchando los sonidos de los instrumentos musicales, se deleitaba disfrutando del manto estrellado del infinito.
La llamada lastimera de su madre, María, lo despertó de su ensoñación: Jesús, se ha terminado el vino, los invitados ya no tienen qué beber.- Llenad las tinajas de agua y servid a los presentes.
Los sirvientes así lo hicieron y, ¡MILAGRO! el agua de convirtió en vino.
En mi casa hemos intentado el prodigio. A media cena, se nos agotó las provisiones de Rioja, ante tal contradicción se me ocurrió que si él pudo hacerlo, quizás a nosotros nos funcionase el invento. Rellenamos las botellas con agua de grifo y ..voilà, seguía siendo agua, eso sí, ligeramente coloreada y con restos de sabor a lo que fue un buen caldo de crianza.
Está visto que lo del vino no se me da muy bien, pero lo de los panes.. es otra cosa. Soy una Jounini cuando tengo que alimentar a mi tropa. En mi casa de normal somos cinco bocas, pero no hay día, noche, o fin de semana, que no se apunte alguien a la mesa. Mis amigos y familiares tienen un morro que se lo pisa, siempre están dispuestos a que les haga alguna de mis comiditas.
Según el menú del día, se me apuntan unos u otros: Amparo y Mª Dolores, arroz con acelgas. Mis cubanitos paella, para que luego la mezclen en el plato con la ensalada ( hay que joderse ).
Las niñas pasta, y el resto de concurrencia, cualquiera de las delicatesens del momento: brochetas de marisco, crema de espinacas, souflé de queso o tarta de arándanos.
Los panes aún los puedo multiplicar, porque si ha quedado del día anterior, lo tuesto y no me dejan ni miga, pero lo del marisco está más jodido. Cuando voy a comprar a la pescadería, le pido un kilo y espero que me regalen otro, pero ni flores.
Recuerdo cuándo me casé, ( la primera vez) y de ésto hace mucho. Era yo una cría de 2o años, y los sábados prontito de mañana, subida en mi Vespa, me iba al mercado central a hacer la compra de toda la semana. Era para mí un suplicio tal quehacer. Todas aquellas señoras maduras y experimentadas en la organización doméstica, hacían la compra con una facilidad pasmosa.
A mí me daba mucha vergüenza ir a comprar, tenía la sensación de llevar puesto un cartel entre pecho y espalda que decía: RECIÉN CASADA, y cuanto apenas me salía la voz para pedir un cuarto de jamón serrano, medio pollo y 250g. de salchichón. ¡ Cuánto hace de aquello!
Ahora soy capaz de pegarme con la señora que intenta colarseme o quitarme la mejor oferta de merluza.
Aunque para merluza, servidora, si encuentro algún billete en el establecimiento de compra, no se me ocurre otra cosa que, dárselo a la cajera por si alguien lo reclama. Si es que no he cambiado tanto como me creo.
Eso sí, tengo un don especial para comprar lo más económico y sacarle el máximo provecho.
Voy a crear un libro de cocina económica, y para que veáis que es cierto lo que os digo, tomad nota si os interesa.
COSTILLAS AL HORNO
1 paquete de costillas cortadas
1 lata de coca cola
1 sobre de sopa de cebolla ( de esa seca para añadir agua)
Se ponen todos los ingredientes en una cazuela, a ser posible de barro
primero las costillas, luego el contenido del sobre
y por último se vierte la coca cola
se mete en el horno, no recuerdo el tiempo, pero se controla hasta que esté tierno y melosa la salsa.
Os aseguro que está para chuparse los dedos. Con cuatro perras se come de vició.
¡ que aproveche!

domingo, 20 de enero de 2008

YO TUVE UNA GRANJA EN AFRICA

Narraba Meryl Strip al empezar la pelicular ´Memorias de África´...yo tuve una granja en África, al tiempo que el tren cruzaba un paisaje seco en dirección a un futuro incierto.
Como ya menciono en mi perfil del blog, esta es una de las películas que más me gusta; ya ni recuerdo las veces que la he visto. A mi entender, el film no tiene desperdicio, aventura, amor, desencanto, esfuerzo, una fotografía preciosa, una musica perfecta y un final no feliz, como la vida misma.
Tengo buenas razones para identificarme con este personaje y, al igual que ella, he pasado la vida persiguiendo un sueño,tropezando y volviéndome a levantar, y llegado el momento, si hay que incar las rodillas en el suelo pidiendo misericordia a no se quien, pues nada, se hace.
Yo tuve una casa en una aldea rodeada de viñedos, (aún la tengo pero me estoy despidiendo de ella)
La descubrí un día soleado, de casualidad. Andaba perdida voluntariamente por los caminos rurales, y allí estaba, esperándome. Llevaba 20 años cerrada con un total abandono, casi en ruinas, a pesar de ello sentí que me estaba esperando. Después de mirarnos frente a frente, tuve la imperiosa necesidad de poseerla. Del mismo modo que se quiere poseer a un amante perfecto, una pasión prohibida, furtiva, que sabes que te sangrará hasta dejarte seco el corazón y posiblemente morirás en el intento. En tu fuero interno sabes que esa relación no conducirá a nada pero prefieres sucumbir en el éxtasis y saber que valió la pena intentarlo.
Solo a una bohemia como yo se le ocurre entrarse en tal aventura. Es una casa de 200 años de contigüedad, la construyeron en 1830. Un farmaceutico madrileño inventó una pomada que lo hizo rico por aquel entonces y decidió invertir en tierras y convertirse en cacique. Yo me lo imagino como un personaje de la película de ´Los Santos Inocentes.´
Este señor, creó la aldea compuesta por la escuela, el cementerio, cuatro chabolas para sus labradores y, como no, la iglesia para purgar sus pecados ( si es que los tenía, y que Dios me perdona por juzgarlo) pero para que nos vamos a engañar, todos aquellos de dicha época y con un bolsillo lleno, explotaban por cuatro perras a sus conciudadanos. Resultaba muy económico tener criados, un mendrugo, un techo con alguna que otra gotera y nos viñedos que trabajar.
A mi casa la llaman ¨la casa grande¨ un edificio antiguo, señorial y 1500metros construidos en tres plantas. Mis amistades y familiares, andan por ella de puntillas, con respeto y recelo, dicen que les recuerda a la casa de ¨Los otros¨ otro film que me encanto, y nunca mejor dicho. Os confesare que ¨la casa grande ¨ además de historia e historias mil que contar, posee animas pululando docturnamente. Si, es cierto, por la noche, mientras reposamos el cansancio del día, ellas se pasean por los pasillos de arriba a bajo. Son tres ancianas vestidas de luto deambulando pegadas la una a la otra. Se paran delante de nuestras habitaciones y escuchan nuestros sueños. Al mismo tiempo yo escucho su silencio y su nostalgia, ellas rememoran los días vividos en su hogar y aprecias los cambios sufridos, espero que no les moleste la decoración del que es ahora el hogar de mi familia.
Meryl Strip en su granja, contaba cuentos, yo en ¨ la casa grande,¨ escribo, es una fuente de inspiración. Sentada en la terraza, durante el día mi mirada se pierde en el horizonte más allá de los viñedos, más allá de los pinares, más allá de donde ya no hay nada en su geografía que mirar, más allá, yo imagino el resto del globo terráqueo, y pienso que haciendo un pequeño esfuerzo, posiblemente deslumbre al reto de la humanidad de continente, y con este pequeño esfuerzo me siento más cercana a otras gentes, otras culturas.
De noche me reposo tumbada, abrigada con la manta que vio nacer a mi hermano (para recordar su ausencia) y me siento empequeñecer al mismo tiempo que me pierdo admirando las estrellas del firmamento. En esos momentos me doy cuenta ya no de lo poco que somos, si no de lo nada que somos. Nuestra presencia es tan ínfima, como un grano en el trasero de un planeta, llamad lo Tierra, llamad lo como se os antoje, por que ni siquiera eso tiene importancia. ¿ a quien le importa un grano en el culo? solo a quien le duele.

jueves, 17 de enero de 2008

UNA DE CHINOS

Hace quince años estuve en China, un país precioso, la bruma lo envuelve dándole ese carácter de paisaje de acuarela. Llegué allí en época de monzón lo que garantiza un caparrón tras otro. Me recuerdo con los pies anegados de agua casi hasta las rodilla. Viaje a miles de kilómetros sin apenas equipaje, con lo puesto, no había tiempo para preparar una maleta decente. De éste modo, con chancletas, lo puesto y un neceser, me aventuré dirección a oriente.
Un destino de nosecuantos kilómetros, y otras tantas horas de avión y, sin más, apareces al otro lado del espejo. Un mundo tan distinto del nuestro, que parece la cara y la cruz de la tierra que ambas culturas compartimos. Me maravillaron sus templos, sus construcciones, su modo de trabajar, ahora entiendo lo de : trabajar como chinos.
Yo estuve durante muchos años trabajando en una empresa muy importante conocida internacionalmente, y de cuyo nombre no quiero acordarme. En ella vendíamos productos preciosos y carísimos, jades, plata, marfil, porcelana y cristales de alta y bella calidad.
Por aquel entonces se asociaba el valor añadido al producto, no solo por la firma del logotipo, habia que entender que dichos productos eran llegados de las rutas de oriente, como si los trajese personalmente Marco Polo. Aquella lobotomia trabajada minuciosamente durante años en mi pobre mente, se descompuso al ver como se creaban aquellos artículos en serie. En serie de filas de chinos trabajando con la planta de los pies reposando en un charco de orín. Posiblemente no le permitiesen hacer un descanso ni tan siquiera para relajar sus bejigas.
Esa linda porcelana de cloissone que un día yo vendí por el módico precio de un potosí, era el resultado del esfuerzo de unas gentes trabajando por un cuenco de arroz blanco.
El transporte o desplazamiento de estas personas de ojos rasgados, como ya muchos sabéis, es la bicicleta, a pie o en hombros de otro de más baja casta. Comprendo que para algunos, este es su medio de vida, pero ¿que puedo deciros? eso de que me suban a la espalda o en uno de esos carricoches arrastrado por un ser humano, para facilitarle a servidora el acceso al templo del Buda fulanito de tal, pues la verdad, como que no. Mejor les das una propina y que la disfruten sus espaldas, que falta le hace.
Me dieron mucha penita, y pena de la grande cuando descubrí que mientras mi cuerpo serrano descansaba lo llevado del día en una cama de un lujoso hotel, tras las cristalera del duodécimo piso, habían familias dormitando por doquier en todad las aceras de Pekin. ( ahora tienen el reto de las olimpiadas, ¿ que aran con estas personas, las esconderán debajo de la alfombra? )
Pase en ese viaje, de lamentarme por ellos, que por cierto no se quejaban, a faltar les el respeto a comprobar lo cochinos que son. Si literalmente unos guarros.
Las distancias de una ciudad a otra era larga, lo que significaba tener la imperiosa necesidad una vez poníamos un pie fuera del autobús, o del tren, de tener que buscar urgentemente unos servicios públicos, claro está. Si vais a China, no preguntéis, dejaros llevar por vuestro olfato, y cuando localicéis en vuestras fosas nasales un olor peculiar, profundo y nauseabundo, dirigiros directamente en su dirección; eso sí, no olvidéis de llevar varitas de incienso encendidas o pañuelos aromatizados con cualquier colonia barata, siempre sera mejor que ir a pelo.
Mi opinión sobre ellos, se fue agrabando cuando al visitar la famosa muralla china, además de sortear a tanto ser pululando de arriba a bajo por aquellas losas, también había que hacer filigranas para que no te escupiesen encima. Se pasan el día masticando thé, lo llevan en un asqueroso tarrito bien de cristal, bien de plástico, que es peor, y da le que te da le, un traguito ahora otro después; me recordaban a las película de vaqueros americanas, donde los yanquís que se reunían en la cantina, escupían indiscriminadamente en aquel recipiente,jaaaap..chicg!, o algo parecido, me falta practica en susodicho acto. Pues como iba diciendo, los chinos dejan un reguero de ADN por donde pasan, y ojo con pisar uno, o de pegas una leche contra el adoquinado; eso sí , un empedrado de muchos siglos atrás.
Estando en la muralla, bueno en el acceso a ella, antes de subirme al tren de las filas de turistas, se me ocurrió tirar la colilla de mi cigarrillo al suelo; ya se que esto no se hace, pero no había ni una maldita papelera, lo dicho, aún no había llegado al suelo, apareció un señor vestido de uniforme, aunque yo creo que allí todos visten uniforme porque todos paren el mismo. Aquel amable señor que gritaba como un energumeno, me multo, digo yo que aquello era una multa, porque me señaló mi pobre e inocente colilla, me dio un tiket y paró la mano. No recuerdo de cuánto fue la sanción, le dí un billete grande de los que llevaba, y supongo que fue suficiente ya que el hombre se calló y tras obligarme a recoger mis desperdicios, se fue mostrando una leve sonrisa en su ya estirada faz.
El guia que llevábamos y que nos habían impuesto, se llamaba Chán, como todos los chinos, batacinó como Nostra Damús,: Concedernos diez años y sabréis quien es China.
¡ El muy jodido, tenía razón!
Otro día os contaré por que ya no me caen tan bien los chinos ( y no es racismo, si no supervivencia)