martes, 29 de enero de 2008

CARMEN



Se sorprendió paseando por la orilla de la playa.No sabía como había llegado hasta allí, estaba descalzo, con los píes húmedos, y le gustó la sensación. Una caricia de vaivén, plácida y susurrante. Siguió andando dejando la huella de su andar tras de sí, dejando constancia de su paso al caminar. Las olas al romperse en su destino, borraban la estela formada por la huella de su peso y desaparecían nuevamente dejando el camino limpio de todo rastro. No le importo, su mirada se fijó al frente, disfrutando de éste modo de la brisa que le soplaba en la cara. Empezó por arrastrar su pisada y formó dibujos en la arena. Siguió haciendo círculos, luego dibujó una flor, y de pronto se vio escribiendo su nombre, Carmen. Y a Carmen se la llevó la espuma. Volvió a empezar, Carmen, Carmen, Carmen...El mar insistía en su antojo de borrar su nombre, el de ella, su amada. Por más persistencia la suya al quererla dejar firmada para que no la tocase nadie, con más empeño, la lengua salada quería saborear a su amada. El duelo entre dos fuerzas, se desató. Puso todo su afán por protejerla, y formó al rededor de sus letras, un pequeño muro de granos dorados que brillaban a la luz de la luna. De éste modo creyó que nada ni nadie la tocaría. Pero el siguiente baile de olas, arrasó con más fuerza y se abrió paso de entre la muralla blanda. El agua jugaba con la ventaja de fundir los cimientos del enamorado. El escultor del nombre, se desesperó y se hecho a llorar. La vida se la había arebatado y, ahora era el mar el que la quería.Sentado, cabizbajo derramó las últimas lágrimas que le quedaron en el corazón. Cuando sin previo aviso, una estrella de mar fue a parar a sus pies. El mar lo había acariciado dejándole un regalo. La tomó en sus manos, aún estaba tierna, palpitava sedienta de su medio. Sintió que aquello era como un mensaje en una botella, y lo leyó .¨las sirenas pertenecen a las profundidades.¨ Se incorporó, secó su llanto y con la estrella todavía entre sus manos temblorosas, se adentró sin sentir que el agua le llegaba a la cintura. Siguió con fuerzas, dos pasos adentro, uno a tras, uno, dos, Y no se daba cuenta que el líquido azul le llegaba al cuello, porque su mirada estaba fija en el resplandor de la luna que marcaba el camino sobre un mar ya tranquilo. Y siguió adentrandose con más facilidad, el oleaje ya se estaba durmiendo y lo acogió entre sus brazos mientras él le susurraba:
Un día subiré al firmamento me sentaré en el pico más alto de una estrella, y observaré.
Desde allí, veré vuestras caras marchitas por la sequía del amor,y vuestros cuerpos inertes de felicidad.
Allí, seré diferente, tendré todo aquello que en la tierra se carece, seré feliz.
Después al descender, me perderé entre vosotros.
De éste modo, partió en busca de su amor y nunca más regreso.
Se dice, se cuenta, que en las noches de luna llena, cuando éste astro ilumina las estrellas, se ve una sombra saltando de una estela a otra, al mismo tiempo que un dulce sonido llega casi de un modo imperceptible, al corazón de los enamorados.

No hay comentarios: